PEHENDU. LA VIOLENCIA MACHISTA MATA

Las medidas implementadas a raíz del COVID-19, están impactando en la vida de muchas mujeres. El aislamiento pensado para proteger la salud de la población afecta más a las mujeres desde el punto de vista de su género. Los hogares se han convertido en el espacio donde se incrementó la carga de trabajo con el cuidado y el apoyo a la educación de los niños, niñas y adolescentes, tareas que recaen principalmente en ellas y no son valoradas ni social ni económicamente.

A esta situación se suma un aumento de la violencia de género, que se recrudece por el confinamiento y por el limitado acceso de las mujeres a los servicios públicos de atención, prevención y sanción de la violencia, que no son considerados como esenciales. La atención a la violencia requiere medidas extraordinarias para una situación que es extraordinaria.

Entendiendo que la visibilización y la denuncia pública son acciones claves, se realizaron varias actividades en el marco de la campaña, tales como afiches, volantes, spots audiovisuales, radiales y un mural en la ciudad de Encarnación con la frase “Pehendu. La violencia machista mata”. Pehendu es una palabra en guaraní que significa “escucha”, apelando a que cualquier persona que tiene conocimiento de una situación de violencia, debe involucrarse y puede denunciarla.

Esta iniciativa surgió desde la Articulación 25N- Encarnación en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a la cual el proyecto “Promovida una conciencia social e institucional sobre la violencia contra las mujeres basada en género en cinco municipios del Departamento de Itapúa” formó parte de todas las actividades.

El mural está ubicado en una de las avenidas más transitadas de la ciudad de Encarnación y tiene como finalidad instalar en la opinión pública, un mensaje de lucha contra la violencia hacia mujeres y niñas. Con este mural se ha rescatado un espacio que, al igual que otros, estaba abandonado y ahora contiene un mensaje de denuncia y a la vez de protesta social contra la violencia por razones de género que daña la vida de las mujeres y afecta principalmente a niñas, niños y adolescentes y afecta a toda la sociedad.

Tal es así que la violencia de género dejó de ser un “asunto privado” y se estableció en las agendas de Estado como una política pública, donde todas las instituciones deben comprometerse a cumplir con los mecanismos de prevención, atención y medidas de protección, sanción y reparación integral de las víctimas de violencia. Las diferentes disciplinas las deben abordar, en particular en el currículum educativo y desde arte del muralismo se permite ocupar un espacio público para lograr sensibilizar y concienciar a la ciudadanía sobre la gravedad de la violencia.

Según un estudio del Ministerio de la Mujer y la Cooperación Alemana (2017), la violencia contra las mujeres en relación de pareja afecta a 36 de cada 100 mujeres paraguayas. El Observatorio de la Mujer del Ministerio de la Mujer dio a conocer que, en el año 2020: 36 mujeres fueron víctimas de feminicidio, 7 fueron víctimas de feminicidio en el extranjero, se dieron 17 tentativas de feminicidio y esto dejo a 51 niñas y niños huérfanos. La violencia basada en género es considerada como un problema de salud pública responsable de gran parte de la morbilidad y mortalidad de las mujeres, así como un problema de desarrollo que impacta en los esfuerzos para erradicar la pobreza y construir la paz social. Al mismo tiempo, representa un freno para el desarrollo económico por cuanto destruye la productividad y el capital de las mujeres tanto a nivel individual, familiar, comunitario y causa enormes perjuicios socio-económicos al Estado.

Por lo tanto, desde la implementación del proyecto en Itapúa se espera generar una conciencia social e institucional sobre la problemática de la violencia de género y de sus repercusiones en todos los ámbitos sociales, económicos, políticos y culturales.

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